Nuevas obras con carriles exclusivos para ciclistas. Parqueaderos al servicio de quienes utilizan la bicicleta como medio de transporte. Campañas en las universidades para estimular el uso de la bici entre estudiantes, administrativos y profesores. Poco a poco, personas de todas las generaciones incorporan la bicicleta a sus prácticas cotidianas, más allá del hecho meramente recreativo. Las dificultades en la movilidad, derivadas de la expansión urbanística y el crecimiento demográfico, demandan otras actitudes por parte de ciudadanos y dirigentes.
Sin embargo, los desafíos apenas comienzan. Es notoria la falta de unas políticas públicas que desde lo local y lo regional respondan a las cada vez más complejas necesidades en términos de circulación de vehículos y personas. Armenia, Pereira y Manizales deben pensar en un modelo integrado de transporte que contemple la bicicleta como alternativa efectiva de movilidad. El flujo permanente de personas en busca de oferta educativa, laboral o de servicios, así lo demanda.
En el terreno de los usuarios de la bici, son más que visibles las carencias en el campo educativo. El respeto al peatón y el cumplimiento de las normas de tránsito forman parte de un conjunto de reglas del juego, de cuyo cumplimiento depende que las condiciones de vida en las ciudades mejoren de forma sustancial.
Las herramientas de que disponen las Áreas Metropolitanas del Eje Cafetero deben jugar un papel determinante en la tarea de propiciar nuevos modos de convivencia en los que automovilistas, motociclistas, ciclistas y peatones no vivan a la enemiga. Si son bien aprovechadas, la idea de las tres capitales conectadas también por bicicarriles no resulta tan remota como algunos creen.
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