Opinión

Véndame un bicicleta por favor

Por Jorge Marín. Presidente Cámara de Comercio de Santa Rosa

Hace un poco más de un año empecé a usar la bicicleta de manera recreativa, mi buen amigo Carlos Fernando Escobar me motivó pacientemente y cuando menos lo pensé, estaba con él en un almacén, subido en uno de estos artefactos, mientras un amable vendedor me tomaba las medidas para acondicionar el sillín y ajustar la distancia adecuada de mis piernas a los pedales.

No había vuelta atrás, salí del almacén pensando si aquel artículo pasaría a ser parte de la decoración de mi casa porque no estaba convencido si superaría los 21 días que proponen para que una actividad se convertida en un hábito.

Para mi sorpresa y la de mi esposa empecé una relación maravillosa con esta estructura metálica y sus dos ruedas, las cuales me han llevado a tener una nueva perspectiva de la actividad física y me ha brindado otra posibilidad de entretenimiento, el cual poco a poco viene ocupando un espacio más importante en mi vida.

La bicicleta con la que empecé esta historia no me la vendieron en uno de los tantos almacenes que exhiben de manera vistosa estos maravillosos vehículos, mi “bella Kami”, como la llamo de manera afectuosa, me la vendió Luis Fernando Escobar, quien cada vez que tenía la oportunidad me hablaba de lo maravilloso que era subirse en una bicicleta, empezar a pedalear y simplemente dejar que lo demás ocurriera.

En alguna conversación de domingo en la mañana con mi esposa, cuando después de realizar el “canoazo” en Santa Rosa de Cabal o el “floridazo” en Pereira, me siento con ella y mi hijo a desayunar, le pregunté si le gustaría tener una bicicleta y acompañarme a disfrutar de este, el cual considero uno de los placeres de la vida.

A la pregunta le sucedió una respuesta con un “podría ser”, ese “podría ser” el cual en los códigos de una relación de 22 años significa “qué está esperando para comprarla” se convirtió en un proyecto familiar para darle a la progenitora de mis hijos su primera bicicleta como regalo del día de las madres. De esta manera empezó mi búsqueda por algunos de los distribuidores de bicicletas de Santa Rosa, Pereira y Dosquebradas, indagando por la opción que más se acomodara a nuestro presupuesto.

Fueron unas cinco tiendas de bicicletas las que visité, entre grandes y pequeñas, la decisión tenía un factor condicionante en el precio dado por el hecho de que a partir de la reforma tributaria las bicicletas de menos de un millón y medio de pesos no estaban afectadas por el IVA del 19 por ciento.

Con el respeto que merecen todos los que hoy están haciendo parte de este negocio de “vender bicicletas”, muy pocos, según lo que pude analizar a partir de este ejercicio simple, tienen claro el proceso de venta con el cual aseguren el mayor nivel de eficiencia al momento de no dejar salir de su tienda a una persona que llega  con una clara intención de compra.

Hoy puede que la moda de “montar en bici” sea suficiente para tener los niveles de ventas que registra el sector, pero el día que llegue el pico de la curva donde la saturación de oferta y la estabilización de la demanda se encuentren, solo sobrevivirán aquellos que demuestren los mayores niveles de eficiencia al afrontar los momentos de verdad con sus prospectos compradores.

En Santa Rosa de Cabal impulsando el uso de la bici entre amigos y comerciantes

Mi proceso de comprar una bicicleta para regalársela a mi esposa el día de las madres terminó con quien me transmitió más confianza, entendió que yo no era un experto pero que no era un tonto, que según los códigos del marketing tradicional, yo era una persona más del mercado potencial de compradores, con un deseo activado y con dinero para satisfacer ese deseo de adquirir una bicicleta (no una necesidad, hago énfasis en esto).

Quiero terminar escribiendo que hay muchas personas quienes hoy quieren comprar una bicicleta, otros que ya tienen una pero están pensando en tener otra mejor, que tienen hijos y  ahora cuando se acerca el día del padre, esposas que están pensando qué regalarle para esta fecha, el día de su cumpleaños o en navidad.

Así pues que la próxima vez que a su tienda entre una persona diciendo “véndame una bicicleta” no pierda esta maravillosa oportunidad.